Becas de estudio

 

El Instituto Confucio de la Universitat de València tiene a disposición de los estudiantes del instituto el apoyo para la solicitud de una Beca para estudiar en China. Por una parte, está la beca del Gobierno Chino y, por otro, tenemos la beca del Instituto Confucio.

A continuación, tenemos una pequeña crónica de uno de nuestros alumnos becados que, actualmente, se encuentra en la ciudad de Changchun, al noroeste de China.

MI EXPERIENCIA COMO ESTUDIANTE EXTRANJERO EN LA NORTHEAST NORMAL UNIVERSITY

ALUMNO: JORGE MANUEL BARBERA ROVIRA

Jorge

Como alumno becado por el Instituto Confucio de Valencia, este año he tenido la oportunidad de poder estudiar un curso de chino por un año de duración en la Northeast Normal University de la ciudad de Changchun (provincia de Jilin).

La Northeast Normal University de Changchun es una de las universidades de enseñanza de chino más prestigiosas del país, formando cada año a 15.000 estudiantes de todo el país y a unos 300 extranjeros tanto en masters y postgrados como en enseñanza de idioma chino.

En estos momentos acabamos de terminar el primer cuatrimestre lectivo y debo decir que en líneas generales estoy plenamente satisfecho tanto por las clases recibidas como por el ambiente y el compañerismo que se respira en la universidad y en la escuela de alumnos extranjeros. Debido a la gran cantidad de estudiantes, sus diferentes nacionalidades y los distintos niveles de chino con que ya cuenta cada alumno, las clases se dividen en varios grupos según el nivel, lo que permite tener grupos reducidos de unos 10 a 15 alumnos por clase. Particularmente en mi aula hay unos 15 alumnos de procedencias tan diversas como España, Corea del Sur (la gran mayoría de los alumnos extranjeros de NENU son de este país, debido principalmente a la proximidad geográfica), Corea del Norte, Japón, Rusia, Cabo Verde o Turquía. Esta mezcolanza de naciones obliga además a que el único idioma posible y común en nuestras conversaciones sea el chino mandarín, lo que facilita la asimilación de las nuevas palabras así como mejorar las relaciones entre nosotros.

El día al día en la escuela es muy similar al de cualquier otra universidad española, con alguna particularidad, ya que a diferencia de las universidades españolas, en China se tiende a residir dentro del campus, por lo que las relaciones que se establecen entre estudiantes son si cabe más intensas.

Cada mañana se imparten 3 horas de clase de 4 asignaturas diferentes, con un descanso entre dos asignaturas. La diferenciación entre asignaturas permite una mayor especialización y una mejor asimilación del idioma. Así, en mi caso concreto tenemos asignaturas de vocabulario y conversación, audición, lectura y gramática. Evidentemente todas las materias se imparten por profesores nativos altamente cualificados y sin emplear otro idioma más que el chino.

Otra gran ventaja de estudiar aquí es que se imparten las clases al “método chino” es decir, el alumno previamente debe preparar la clase a conciencia, y al finalizar ésta debe repasar y preparar la lección siguiente. De lo contrario, la velocidad y el ritmo con que se imparten las clases impide que el alumno pueda seguirlas con facilidad, sintiéndose además abrumado por la rapidez con la que alumnos coreanos o japoneses asimilan el idioma chino (por razones culturales obvias). Esto obliga a los alumnos occidentales a “ponerse las pilas” y a preparar las clases previamente, algo a lo que quizás no estemos acostumbrados en Europa.

Al finalizar las clases, los alumnos nos dirigimos normalmente a las cantinas, que están abiertas prácticamente todo el día y donde se puede apreciar la enorme devoción que tienen los chinos hacia la comida. Tras la comida, queda toda una tarde libre para poder estudiar, realizar intercambios de idioma con alumnos nativos chinos, practicar deporte, ver series o películas en chino, pasear y conocer la ciudad.

Particularmente en Changchun, existen dos condicionantes que a priori podrían resultar un inconveniente pero que vistos desde otra perspectiva resultan ser incluso una gran ventaja para el estudio del chino: Por un lado, Changchun no es una ciudad especialmente prodiga en monumentos o lugares de interés para el turista de a pie, puesto que tiene una corta historia en la cual lo más remarcable quizá sea el haber sido la capital del estado títere de Manchuguo durante la invasión japonesa de 1931 a 1945. Así, la ciudad es una vasta extensión (similar a la de Madrid) de bloques viviendas de estilo soviético en su mayor parte, con enormes áreas industriales en la periferia, fundamentalmente dedicadas al automóvil (no en vano se la conoce como la “Detroit de China” fabricando el 10% de la producción nacional de automóviles). Algo que no la hace especialmente atractiva a los ojos del foráneo.

Por otra parte, Changchun se ve azotada por un intenso y frio invierno desde finales de octubre hasta marzo, con temperaturas gélidas que pueden alcanzar los 25 grados bajo cero, lo que impide cualquier tipo de actividad lúdica al aire libre. Curiosamente la ciudad no hace honor a su nombre “Eterna Primavera”, por lo que los estudiantes solemos bromear diciendo que en realidad el nombre en chino es un error, debiendo de ser “Eterna espera para la Primavera”. Estos dos factores hacen que el alumno de alguna manera se vea “obligado” a pasar más tiempo estudiando, lo que a la larga supone una ventaja para el aprendizaje y a la asimilación de conocimientos.

Otra particularidad de Changchun es que, a diferencia de otras ciudades más populares como Beijing o Shanghai, aquí apenas hay extranjeros fuera de las universidades, y menos aún europeos, por lo que cualquier ocasión en la que tengamos que conversar con la población local se convierte en una oportunidad para poder practicar lo aprendido. Y es precisamente en el calor de su gente donde reside la belleza de esta fría y lejana ciudad.

De estos primeros 5 meses de estancia en la Northeast Normal University, particularmente me quedo con la experiencia de poder vivir, estudiar y aprender chino al modo chino, de tener la oportunidad de relacionarme con gente de múltiples países y culturas y de haber descubierto que, en lo más profundo del invierno manchú existe un cálido lugar poblado por gente extraordinaria que te recibe con los brazos abiertos.

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